Tanto en una cocina de restaurante como de grandes centros colectivos o de hostelería, todas tienen que cumplir una máxima en sus procesos: la higiene.
La higiene de las cocinas es un elemento indispensable. Sin ella, podemos generar una mala imagen, perder clientes y, lo que es peor, la posibilidad de que se produzca una intoxicación alimentaria.